Ha de vivir

Esta tierra no es sino un voto del espíritu,
un antisepulcro.

En mi tierra, las tiernas pruebas de la primavera
y los pájaros mal vestidos
son más estimados que los fines lejanos.

La verdad aguarda a la aurora junto a una vela.
No nos cuidamos del cristal de la ventana:
qué le importa al atento.

En mi tierra no se interroga a un hombre emocionado.
Sobre la barca zozobrada no hay sombra maligna.

Los buenos días a medias: eso no se conoce en mi tierra.
No se pide en préstamo más que lo que puede devolverse aumentado.

Hay hojas, muchas hojas en los árboles de mi tierra.
Y las ramas son libres si no quieren dar fruto.

No creemos en la buena fe del vencedor.
En mi tierra se sabe agradecer.


(René Char)