Punta Carretas: poderosa síntesis de la historia latinoamericana contemporánea. Didáctico escenario, teatro donde el sistema ha instrumentado sus fatales mecanismos.
La amurallada cárcel donde la dictadura uruguaya encerraba y torturaba presos políticos, en 1994 se transformó en un lujoso shopping que ofrece la felicidad.
Pese a su tenebroso aspecto, la penitenciaría tuvo sus históricos capítulos de belleza, poesía y solidaridad. En 1931, siete anarquistas lograron escapar para continuar su lucha por un mundo mejor. Cuarenta años más tarde, en 1971, más de cien tupamaros repitieron la hazaña, en una de las fugas más espectaculares que puedan recordarse.
La dictadura finalizó en 1985 y al año siguiente los reclusos organizaron un violento motín que finalmente condujo al cierre defintivo de la prisión. Pero el neoliberalismo, hijo prodigio de la dictadura, ya había aprendido a caminar. Sencilla ecuación: cárceles x shoppings. El miedo a resistir se transformó en miedo a no tener. Fin del proceso. Matar gente para que nazcan capitales. Humillar a las personas para enaltecer a las cosas. Eliminar la solidaridad social para fomentar el consumismo individual.
Hoy, los grises muros del miedo ya no encierran a los opositores del régimen, sino que ofrecen un paseo donde chapotea el rebaño.
Punta Carretas Shopping Center. Vaya monumento que el poder se ha erigido a sí mismo. Antiguo infierno para los que pensaban distinto, actual paraíso para los que piensan igual.
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