¿Cuándo fue la última vez que
truenos implacables detonaron bajo tus costillas, haciendo latir tu pecho como
un tornado enfurecido?
¿Y la última vez que se incendió
tu cielo y te animaste a llover fuegos sobre el valle de los sensatos?
¿Y la última vez que viste dormir
una doncella, un duende, una hechicera, un fugitivo?
¿Y la última vez que exorcizaste
de tu cuerpo esos malditos ángeles obedientes y te animaste a forzar los barrotes
para liberar tus criaturas enjauladas?
¿Cuándo fue la última vez que
atravesaste a pie un barrio desconocido o ayudaste a alguien que los demás
creían peligroso? ¿Te sentaste, alguna vez, en un bar, en la mesa de los
prohibidos?
¿Te animaste a rasgar con una
daga la realidad que te inventaron otros?
¿Qué hiciste cuando te viste acorralado
en un mugriento callejón por el dinero, el trabajo y el reloj? ¿Te diste la
vuelta y les entregaste lo que querían? ¿O todavía estás dirimiendo tu suerte a
navajazos?
¿Pensaste cómo querés morir? ¿O
apenas sabés que te cazarán distraído, lejos de la fuente donde pediste tu
último deseo?
¿Escuchaste lo que tenía para
decir aquél de quien todos se burlaban? ¿Qué pudiste ver en los ojos del
suicida? ¿Te escuchaste en el abismo de
quien ya no espera?
¿Cuándo fue la última vez que te
dejaste suceder sin someterte a esa directora de escuela que rige tu cabeza?
¿Cuánto tiempo pasó desde que el
mundo comenzó a parecerte injusto hasta que tu trabajo comenzó a parecerte
rentable?
¿Encontraste refugio en ese amor
que transformó al errante vagabundo en un tibio escribano? ¿Se comieron los
corderos a tus chacales?
¿Cuántas veces cambiaste rutina
por misterio, o le faltaste el respeto al sacerdocio del hábito para lanzarte
tras esa magia con la que todos sueñan aventurarse?