Carta de Vanzetti

Querido hijo mío, he soñado con ustedes día y noche. No sabía si aún seguía vivo o estaba muerto. Hubiera querido abrazarlos a ti y a tu madre.
Perdóname, hijo mío, por esta muerte injusta que tan pronto te deja sin padre. Hoy podrán asesinarnos, pero no podrán destruir nuestras ideas. Ellas quedarán para generaciones futuras, para los jóvenes como tú. Recuerda, hijo mío, la felicidad que sientes cuando juegas, no la acapares toda para ti. Trata de comprender con humildad al prójimo, ayuda a los débiles, consuela a quienes lloran. Ayuda a los perseguidos, a los oprimidos. Ellos serán tus mejores amigos.
Adiós esposa mía. Hijo mío. Camaradas.

Bartolomé Vanzetti