¿Qué es lo que los llevó a emprender estos viajes?

Nuestro viaje actual es el resultado de muchos otros. Es una historia larga. Desde que éramos adolescentes, no hemos podido amoldarnos ni integrarnos a la rigidez de ningún tipo de ámbito institucional o académico. Estudiamos carreras universitarias y hemos realizado trabajos de oficina para distintas empresas, pero el conservadurismo existente en esos sitios, sumado al agobio de la rutina y la burocracia, nos han empujado a buscar otros horizontes. Entonces, cada vez que lográbamos ahorrar algo de dinero, salíamos a recorrer el país y el continente en largos trayectos que duraban varios meses, buscando algo que ni siquiera nosotros sabíamos bien qué era, pero que seguramente se trataba de estar más cerca de gente menos acartonada, y vivir otros escenarios más parecidos a la realidad, vivir en definitiva experiencias distintas a las que vivíamos en Buenos Aires.En un principio se trató de viajes amorfos, imprecisos, en los que no alcanzábamos a asimilar las cosas que nos sucedían, porque la realidad latinoamericana nos resultaba tan compleja que nos superaba. Pero a medida que fuimos conociendo la trama de nuestras sociedades, la historia y la cultura de nuestra tierra, fuimos prolongando los viajes en tiempo y distancia. Hasta que nos animamos a dar un salto definitivo: entre 2001 y 2002 realizamos una gran vuelta sudamericana que duró un año y medio. Y esa fue una experiencia decisiva que nos transformó para siempre.