¿En qué se parecen los países de América Latina? ¿Encontraste algo en común en todos ellos?

América Latina es un escenario único en el mundo, porque aquí se han desarrollado procesos históricos que no se han visto en otros rincones del planeta. El choque tan drástico de dos culturas que se desconocían entre sí, y la lucha que se dio posteriormente por la apropiación del espacio, la identidad y la memoria, han desencadenado una frondosa realidad cultural que desborda muchas veces la coherencia.Sumado a esto, los europeos no llegaron solos. Su aparición también significó el arribo de un tercer componente poblacional conformado por los hijos de África arrancados de su tierra para ser utilizados en América como mando de obra esclava. De esta manera, el proceso de mestizaje ocurrido en esta tierra entre grupos tan diversos ha desencadenado una multiplicidad cultural tan vasta que inunda todos los rincones del continente.En la actualidad, los países latinoamericanos —es decir afrolatinoamericanos— no sólo comparten dos componentes culturales decisivos: la religión y el idioma (salvo Brasil, donde se habla portugués). Y aunque se trata de aspectos legados por los conquistadores, la manera en que fueron asimilados en cada región del continente les ha otorgado un perfil muy particular, fusionado con las lenguas y las creencias indígenas o afroamericanas de cada rincón de América, muy vinculadas a la tierra, a la fertilidad y a los fenómenos naturales.Los 500 años de dominio europeo no han logrado traducirse en la desaparición y el silencio de los grupos que se suponen vencidos. Aunque muchos pretendan no escuchar sus voces, el continente todavía habla con su propia boca. Aunque muchos crean que su destino es importar ideas de otros rincones del mundo, América quiere caminar con pasos propios. Y aunque a lo largo de estos cinco siglos de usurpación y despojo, piratería y saqueo con la complicidad y la servidumbre de los gobiernos, hay un recurso que se mantiene vivo y que es esencial para proteger a todos los otros: la construcción de la identidad y la memoria. Es la tarea que hemos visto en común en todos los países que hemos visitado. La recuperación de la historia y la reivindicación de las raíces como forma de resistencia a los atropellos. Y América seguirá viva mientras se mantenga esa fecunda voluntad de querer saber quiénes somos y de dónde venimos.Aún existe una gran capacidad de creación en nuestro habitantes, y seguramente se irán encontrando y ensayando caminos de reencuentro con nosotros mismos. Hay que ver a los afrolatinoamericanos en su quijotesca cotidianeidad, apasionados, solidarios, la insólita fuerza de su cultura, su tremenda facultad para resistir con alegría, sus músicas y bailes, colores y sabores, su naturaleza exuberante... todo aquello que hace de esta tierra una increíble metáfora colectiva, siempre cambiante y renovada, siempre asombrosa, siempre fecunda.